Cambiar el mundo (That was the thing)

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Vía: Pinterest

Antes de hacerme un año más viejuna escribí esto y quería recuperarlo hoy, para este blog… Un abrazo y gracias por estar ahí ;)

Tengo 36 años.

Y medio.

Y me he dado cuenta de que no voy a cambiar el mundo.

Cuando tenía unos cuantos menos, esta ‘niña cuidada por otros‘ militaba en Sueños soñados, La casa por la ventana y acciones preferentes en Sube que te llevo

¿La otra cara de esa moneda? Fantasía e imaginación salían a borbotones y me jugaba malas pasadas (como cuando multiplicaban las oscuridades de una habitación o en no ser precisamente la más popular de las pandillas… y menos empeñándome en que lo que había que coleccionar… era diccionarios jjjj).

Ahora la que cuida soy yo.

Un miniser me eligió -vaya usted a saber por qué- y llegó para llamarme ‘Mamá‘.

Cuando creces -y te das cuenta que la vida va en serio- muchos planes te duelen como un miembro amputado, no están ahí, nunca lo estarán, pero tú lo sientes como propio, como que te ha pertenecido.

Y no.

Me he dado cuenta -de esa forma real y aplastante- de que no, no voy a cambiar el mundo.

Pero es porque no sabía que mi futuro se escribiría con el artículo cambiado: no voy a cambiar el mundo, voy a cambiar UN mundo… el de mi hija.

Ahora quiero dormirla cada noche cogida de la mano, quizás crezca pensando que tender una mano a otros seres ayuda a que alcancen sus sueños… A veces.

Quiero decirle palabras sencillas, cantarle canciones eternas.

Quiero aprender a no acelerar, intentar esperar… y que cuando mire, vea.

Quiero luchar por seguir acercándome a aquel YO que algún día soñé, a pesar de no concebir nunca más una vida sin ella.

Quiero explicarle que me debe apenas la existencia. Yo decidí. No hay peaje por todo el amor, las risas, la culpa, la erosión de mi cuerpo, las noches en vela…

Voy a sentarme a mirar cómo crece. Incluso a ver cómo, un día… se aleja.